sábado, 16 de junio de 2012

Una terraza superviviente

Como un terremoto. Como un atroz bombardeo que apenas deja en pié las paredes de una casa desventrada, lienzo de ojos blancos, ciegas ventanas. Son imágenes de un sorprendente desplome que suscita lejanos y entrañables recuerdos.. evocación de jóvenes años de Comillas, tragados ahora por el tiempo y los azares de unas largas vidas a las que acechan las huecas cuencas del desplome definitivo. Aguanta casi indemne la familiar, semifurtiva y omnipresente terraza de Filosofía. Allí paseaba la silueta del Padre Quevedo, leyendo el breviario pero con el ojo abierto a las ojivas cuarteleras y a los tránsitos de abajo, vigilando a quienes se aventuraban a adentrarse en el exótico patio central. ¡Buen cazador si hubiera tiernas presas que cazar! Abierta a unos ventanales sacrificados a la estética, la terraza sería escenario de ingenuas escaramuzas, episodios mas o menos furtivos. Tras las ventanas, fue creciendo nuestro mundo particular, en los cuartos donde por unas horas, éramos los reyes del mambo, desvanecidos ya los seis años vigilados del Menor.
La terraza, territorio semivedado por la presumida vigilancia de un Prefecto que tenía sus reales en una de sus esquinas, ofrecía, sin embargo, posibilidades de expansión, no precisamente devotas. No solo era el territorio natural para evadirse de las alturas del Paraninfo cuando el abarrotamiento era la mejor escusa. También sería campo de chispeantes pasajes. Pero eso es harina de otro costal. La buena música de nuestro blog se merece un respeto. En todo caso ahí van unas instantáneas rescatadas del tiempo; la de dos kamikaces del curso en una mañana playera en la terraza (ola de frío de febrero del 56) y la de un altivo angel exterminador de la terraza encaramado en una de las ventanas ojivales.. ¡Que tiempos!
Xabier Erauskin

11 comentarios:

  1. Alfonso Fernández17 de junio de 2012, 10:35

    Con menos cachondeo y un poco más de circunspección en los rostros de esa pareja de filósofos boreales, la foto de la terraza hubiera podido pasar por un documento de época:"así se combatían en Comillas las embestidas de la carne". ¿Qué son las zarzas sobre las que se revolcaba san Bernardo al lado de esa nieve intempestiva y crudelísima del 56? Pero se ve que se lo están pasando pipa, así que no ha lugar.
    Con "recordadores" como tú, Xabier, duele menos la noticia del derrumbamiento. Tu evocación no la roe la carcoma ni la pudren las goteras.
    Por cierto, las pantuflas que calza el exterminador son, como poco, de vizconde, un lujazo, vamos, para unos tiempos en que hasta las lentejas, según contó el decano, tenían que realquilar su interior a gusanillos mediopensionistas. Se supone que llevarían escondido -las pantuflas- algún artilugio mortificador que compensara la molicie; de lo contrario, la áspera santidad del P. Nieto las habría hecho requisar.
    Un saludo.
    Alfonso

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  2. Xabier S. Erauskin18 de junio de 2012, 13:44

    Amigo Alfonso; aciertas de pleno cuando aventuras que las pantuflas de marras escondían el ascético secreto de unos jóvenes flagelantes nada exhibicionistas. Ese elegante calzado, casi arzobispal ,ocultaba algo mas que un simple artilugio para combatir la molicie, como bien dices. Se trataba en realidad de un artesanal “disciplino” que ocupaba las suelas de las babuchas con “chinas” y guijarrillos recogidos hábilmente en el familiar campo de futbol (algunos de ellos extraídos cuando había que tirar un corner). Aparte de la tradicional ferretería incorporada en las partes mas sensibles, nuestro desordenada pasión por el sacrificio nos llevaba a estos extremos. Si te fijas un poco en la imagen del ángel exterminador de la terraza, podrás advertir un leve rictus de dolor, sin duda producido por un lamentable exceso en la dosis de “guijarrillos” plantares. A pesar de ello el ángel conserva la compostura!.
    Quiero aclarar igualmente que lo que decía de que “la terraza ofrecía posibilidades de expansión no precisamente devotas” se presta a equívocos. También había momentos para la devoción. Y como para muestra basta un botón aquí ofrezco la reproducción textual de una hoja de mis diarios de aquellos años. Insisto en lo de textual. Ahora lo titularía “Viva Cristo Rey y el Padre Páramo!

    “dia 8, martes. febrero del 55
    Por la noche en la cena Crespo (era bedel) anuncia con solemnidad; “A continuación daremos "Deo Gratias" en honor del nuevo Padre prefecto, el Padre Páramo”. Estupefactos! Después, flamear de pañuelo y follón. Totalmente inesperado. Que pasará ahora? Quitarán la Congregación Mariana y pondrán los Cruzaditos de Cristo Rey?. Intensa animación. Además mañana, campo!.
    Dia 9 miércoles febrero del 55
    Nos levantamos a las seis y media. Amanece un día excelente. Dos ratones en la ratonera de Martín Peña (sic). Después del desayuno hacemos una buena; procesión de “los Cruzaditos”. Nos ponemos colchas blancas con los crucifijos por delante, toallas sobre las cabezas y escobas al revés como lanzas y…. ¡a la terraza!.
    Delante Corral con una colcha azul; detrás en dos filas Laso y Rullán, Santi Peña y yo: vamos cantando “Jesús es nuestro Rey”, “Venid niños al Sagrario”, con vivas al Padre Páramo con voces “infantiles” Al acabar la vuelta a la terraza se va juntando demasiada gente ydecidimos cortar. Laso entonces, todo serio, nos despide “Niños, no se olviden de la comunión reparadora del próximo viernes”
    En la comida de Oyambre, el Padre Quevedo, muy serio, nos echa una indirecta sobre los Cruzados. Corral se asusta mucho.. A las 6 y media es el estudio. El primero es Laso “Me llama el Padre
    Prefecto”. Le peluquea fuerte por lo de la mañana. Yo voy detrás al cuarto del Padre Quevedo. “Qué pensará el Padre Páramo cuando se entere…” me dice. Yo, que tiene mucha razón pero que no lo hacíamoscon malicia, que solo era por montar una broma con la euforia del día de “campo”… Después no llaman a nadie. Corral respira. No se nos olvidará tan fácilmente la procesión!”

    PD. El P. Páramo suplía provisionalmente al P. Quevedo que hizo un viaje a Alemania.. Páramo que era una persona especialmente amable y abierta, era también profesor de Teología y se dedicaba en cuerpo y alma a organizar las catequesis de los niños de Comillas y alrededores Emulando las hazañas de los guerreros del antifaz, animaba el no menos animoso movimiento de los “Cruzados de Cristo Rey
    Xabier S. Erauskin

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  3. Olé, olé, guijarros en las babuchas en lugar del bozal, perruno y al revés, el cilicio en torno al muslo, y todo ello mientras se exhiben al retratista atléticos,semidesnudos bajo cero y entre nieves, y sonriendo primaveral y capullescamente.Te faltó decir, oh predecesor, que no se quitan las babuchas ni para dormir, por miedo a que se les pierdan, entre relinches de santidad,los guijarros santificadores!!!
    El que lo crea, que se lo trague y lo digiera.Tal desprecio del cuerpo es ya canonizable, pero no consigue explicarnos el lugar de discernimiento de espíritus en que colocas al bondadoso lector. Yo, por si acaso, renuncio al puesto de honor y me apeo.
    José Manuel Ruiz Marcos

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  4. Antonio Calvo Baguer20 de junio de 2012, 22:36

    Hola mi querido Xavier Erausquin, magnifico cronista en tu cometario "UNA TERRAZA SUPERVIVIENTE" No puedo menos que elogiar tu comentario que es de una gran plasticidad enriquezida con la corrrespondiente fotografia de tus amigos Laso y Paco Frias (Q.E.P.d.) Entonces yo era un gramático de tercero y Crespo a quien aludes, era nuestro bedel. Pero hecho este largo preámbulo ahí va mi pregunta: ¿Era cierto que los "filósofos" teniais que hacer esos tormentosos y duros actos de disciplina como las piedrecitas en los zapatos, el flagelo y otras prácticas tan jesuíticas? Lo dejo ahí.

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  5. No, nadie "tenía que". No había coacción ninguna. Pero el hecho es que no era raro oir por las noches algún lacerante silbido de aquellos artilugios ("y al sonido del silbido / la tu grey segura va"). Lo curioso es que las disciplinas se usaban en medio de un ambiente de fervor humorístico o de humor fervoroso, en función de un quimérico progreso en aquel peculiar "camino de perfección". De hecho alguien sacudió un viaje muy fuerte al colchón, acompañado de un espléndido alarido, que fue muy celebrado. No nos faltó el humor. Tal vez "el humor nos hizo libres"(un poquito)Eso creo.

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  6. Cuando leí anoche el comentario que ha dejado Antonio Calvo, quedé algo sorprendido. Sorprendido especialmente por ese «teníais que». Y, por otro lado, o fui un gramático muy raro, o a Antonio, con el paso del tiempo, se le han difuminado los recuerdos, o había en Comillas un movimiento de regresión –cosa que dudo– a finales de los 60 y principios de los 70: yo mismo, no con cilicios y disciplinas castigué mis carnes, pero sí con algunas piedrecitas recogidas estudiadamente del campo de fútbol mortifiqué mis cascos.
    Lo que pasa es que no me reía. Me alegro por vosotros, Manero, por esa liberación por el humor –también el dolor, cuando se asume, libera–, conseguida ni más ni menos que como la durísima penitencia de Sancho quitando «las cortezas a muchos árboles» a fuerza de azotes logró la de Dulcinea. Eso de hacer del flagelo burla compartida parece tener un poder catártico envidiable.

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  7. Xabier S. Erauskin21 de junio de 2012, 23:19

    Confesión de parte de un nostálgico flagelante
    Uno no podía prever que al rememorar en clave de humor episodios de la terraza de Filosofia se desembocaría en ardorosas y metafísicas disquisiciones. Lo de los “guijarrillos plantares” era, desde luego, una simple humorada que, suponía, nadie iría a tomar en serio. Jamás supe de nadie, por otra parte, que se disciplinase con tan alambicado sadismo y, mas aún, recogiendo chinitas como Pulgarcitos en la esquina del corner.. Es justo , sin embargo, reconocer que en aquellos tiempos funcionaba una floreciente y artesanal industria de la ferretería, cordajes y derivados (Sociedad limitada, cilicios y látigos de 7 colas). Tuvo momentos de esplendor con la aparición de los Iluminatti de la Sección del Sagrado Corazón en cuyo circulo tuve el honor de integrarme durante un año casi completo a las órdenes de Silva y Agero (Padre Silva, el del circo y gran amigo) . Fue entonces cuando adquirí un par de utensilios de la citada factoría alambrera. Probé la medicina alguna vez sin demasiado éxito. Los inalámbricos no me iban y la música de cuerda desafinaba sin encontrar el blanco. Total; que el mejor recuerdo que guardo de aquellas noches lúgubres son unos posteriores versos impresentables que llevaban como escabroso estribillo “Aprieta Cecilio, aprieta..”
    Amigos. Me apunto a lo del humor con Rafa, estupendo reconstituyente de salud mental y de las aspiraciones a ser libre (un poquito al menos).
    Xabier S. Erauskin

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  8. Xabier: ¡maravillosos recuerdos!. Laso y Paco Frías (q.e.p.d.) despendolados. Paco con esos calcetines que luchan abiertamente con el meiba y el torso desnudo. Tú convertido en un Viriato, en un Ángel Exterminador: vivíais y nos hacíais vivir en una originalísima mezcla de fervores y sublimes carcajadas...Que nadie dude de que esos señores de las fotos habían meditado esa mañana sobre los puntos tomados la noche anterior, y que en el silencio nocturno, se habían escuchado golpes de disciplinas, en una aspiración encarnizada a "dar El VIRAJE definitivo". "Pero, Padre, lo he dado tan fuerte que me he quedado mirando en la misma dirección..." ¡Maravillosa juventud! "la primera/ la sola, no hay más que una:/ la de dentro es la de fuera..." Saludos, Xabier. Rafael

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  9. Antonio Calvo Baguer22 de junio de 2012, 19:02

    ...A VUELTAS CON LOS CILICIOS Y OTRAS DISCIPLINAS" para simplemente agradecer a Rafael Manero, Ramón Cubillas y Xabier Erausquin vuestra respuesta a mi pregunta hecha a tumba abierta y con la piscina sin agua, como un gramático que se quedó en cuarto, y , por consiguiente distante de vosotros, que oía como de lejos que en otras alturas, en el S. Mayor se practicaban tales disciplinas. GRACIAS A LOS TRES Y EL "TENIASIS QUE... lo dejo en "se decia ... se comentaba que...."

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  10. Antonio Calvo Baguer22 de junio de 2012, 21:01

    NOTA AMPLIATORIA A MI COMENTARIO ANTERIOR.- Para el caso de que por parte de Ramón Cubillas hubiera alguna duda sobre mi identidad,ya que cuando aludes a una "posible regresión de mis recuerdos (años 56-57) y confundirla con la de mi hermano RAFAEL, quien dejó Comillas el año 57. Te Agradeceria alguna respuesta Gracias de nuevo,Antonio Calvo

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  11. Antonio, tal vez no me expliqué con la mayor claridad posible. Daba yo por sentado, puesto que a finales de los sesenta y principios de los setenta, que es cuando estuve en Comillas (Soy el más joven de quienes se asoman a estas páginas.), algún gramático como este que suscribe, que terminó su periplo comillense también en cuarto, atormentaba con escrúpulos sus pies infantiles –con seguridad alentado por insinuaciones del padre Teófanes y con el acicate de la imitación del santo de Loyola, quien, a buen seguro, sufría con entereza «los pies llenos de callos y muy ásperos, de haberlos traído tanto tiempo descalzos y hecho tantos caminos», como escribe Rivadeneira en su biografía del fundador–; daba yo por sentado, digo, que no otra cosa debía suceder en tus tiempos. Y puesto que te extrañabas de aquellas prácticas penitenciales, o bien las habías olvidado, o bien no eran entonces cosa usual entre gramáticos y se habrían repuesto con posterioridad, que sería el movimiento de regresión del que hablaba –«¡Los gramáticos, a zurrarse!»–, tras haber estado los pinitos disciplinarios reservados a los filósofos.
    Y esto era todo. Y no te digo si lo he aclarado porque con tanto inciso a fuerza de paréntesis, raya y relativo ha quedado un texto que marea al derviche más pintado. Y no, no me bailaban fechas, que ya había mirado en la lista de socios. Saludos.
    Ramón

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