Lo que sigue aquí no lo captó el cronista de fastos del memorial hispano. Nos lo contó Isolino Cachafeiro desde el púlpito del comedor de los mayores, artefacto usual para desde allí leernos cosas selectas durante el yantar... (+)
JoséMa Ruiz Marcos
viernes, 24 de septiembre de 2010
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Amigo Josema:
ResponderEliminarHe celebrado gustosamente tu "Apunte para la historia" del que es protagonista Isolino. Lo he celebrado como gusté en su momento de otros apuntes como el de los "Laudes Hincmari" o el correspondiente a "La mort de l'escola", por ejemplo, que ya conocía por la lectura de tu novela "Amar en Comillas". Te felicito por tu buena memoria y por la frescura y el buen sabor de tu narración.
Para esos "Apuntes..." algo creo que debo añadir. Picado de la curiosidad, hociqué ayer en Internet y di con un Isolino Cachafeiro do Porto en un listado del "Boletín oficial de Pontevedra" de fecha 22 de mayo del 2006. Ahí me detuve -y quedó el juicio suspendido- preguntándome si sería el mismo Isolino que desde el púlpito os regaló con la sal de su anécdota, como le obsequió su padre con la de su carabina.
Pero hoy... ¡ay, hoy! Hojeo la "Unión fraternal" correspondiente al mes de julio del 43 -por encima, atento a ver si aparece por algún sitio mencionada la Schola- y choco -fue encuentro violento por inesperado- con el amigo Cachafeiro. ¡Maldita la hora! El comunicante, Benigno Arrieta, que escribe desde Azcoitia, dando gracias a Dios de que "el objetivo captara mi fisonomía, quizá en el preciso momento, en que la interpretación del Himno Pontificio que inició las Fiestas [se refiere a las del cincuentenario de la Ponti del año anterior], atacaba en el papel de tenor primero algún malaventurado sostenido" se lamenta de no haber sido nunca fotogénico y, así, al paso, sin venir a cuento ninguno, tal vez sólo para su desahogo, como terapia de sofá de psicoanalista de poco pelo, añade entre paréntesis "(tampoco Cachafeiro)". Y aquí ya se me echa encima la figura de Isolino y pienso: "En mala hora. Que venga a quedar como resto de su paso por el mundo -al menos en las líneas virtuales de los encuentros internautas- nada más que la jocosa aventura de su regreso inesperado a casa, la requisitoria de la Hacienda provincial para su comparecimiento (suena mejor "Organismo Autónomo Provincial de Xestión de Recursos Locais") y el comentario del señor Arrieta sobre la poca gracia de su imagen, ya es mala suerte". Y algo se conmueve en mi interior y siento un afecto, para mí hasta ahora desconocido, hacia este desventurado Isolino. Mil vivas por él.
Saludos,
Ramón Cubillas
Qué bien, Ramón, que nos pongamos en contacto gracias a Isolino.No soy de tu parecer en lo de que los rastros que él dejó sobre la tierra sean de poca categoría. Con lo bien que lo pasamos aquella noche desternillándonos de risa tantos siervos de Dios en este valle de lágrimas.Con sólo eso, mereció ya un puesto arriba en la Gloria.
ResponderEliminarMe suena a conocido lo que cuentas del Himno Pontificio, porque yo estaba delante de él en el Coro, era todavía contralto y sé que hubo un desperfecto.Aquellos curas nos traían en vilo, queriendo ahogarse en la ría, desafinando en la Schola, empachándose en el refectorio. Pero gracias a las cuatrocientas misas diarias sin monaguillo siquiera, nos permitíamos los “sacristanes”meriendas fabulosas alegradas con vino de misa, de alta gradación. Me he acordado además de otra actuación, ella es histórica y sí creo que fue de Isolino pero no estoy del todo seguro, no quiero perpetrar falsos testimonios.
El autor (Isolino Cachafeiro?) se presentó como poeta con una larguísima oda a Comillas, subido en el púlpito del refectorio. Las estrofas tenían un estribillo que constaba de dos versos, y terminaban siempre así:
“Creédmelo a pies juntillas,
esto sucedió en Comillas”.
A la tercera estrofa con el inspirado estribillo,ya casi no fue posible oír nada más. Se levantó una algarada vulcánica de risas, descaradas y sin mínimos de cortesía y educación por parte de la clerecía. Fue una pena que no se le ocurriera rimar Comillas (o juntillas) con un nombre ilustre:
“Creédselo a pies juntillas,
cuando os lo cuente Cubillas”.
José Manuel Ruiz Marcos
Josema, buen amigo, mucho me honras al acomodar el estribillo del vate comillés para aplicarlo a mi inmérita persona. El Señor sabrá pagarte la caridad que me haces, que yo no tengo medios para devolverte la gentileza.
ResponderEliminarPero sigamos con Isolino, quien ciertamente estará gozoso en el Paraíso, pues no es zancadilla, sino empujón hacia la vida eterna, dejar huella virtual que más mueve a compasión que a otra cosa. Y vayamos un poco con el cuento.
Me parece que en aquella ocasión en que celebrabais el oro de la Ponti, Cachafeiro os la jugó. Imagino que estaba Isolino en aquel comedor más ruidoso –el de la cámara baja–de los dos en que se repartieron los antiguos alumnos, en donde no faltó la animación –no así en el otro, el de los seniores–: parodias, discursos y “tiberios y jollines”. En tal situación no me extraña que un hombre de buen humor como Cachafeiro, puesto a divertir a la concurrencia, no tuviera empacho, por más que el yantar fuera abundante y variado, en desviarse del estrecho camino de la fidelidad al hecho histórico –que la buena narración requiere una pizca de la sal de la imaginativa– y así sazonar el episodio de su inesperado regreso a casa.
Y ahora te preguntarás de dónde saco esto. Pues bien, por lo que os contó, “papá Cachafeiro”, como le llamas, no esperaba a Isolino, ausente de casa ya diez años, hasta tres años más tarde. Y el caso es que he leído la nómina de los de los alumnos del Seminario hasta el año 1917, que trae el “Álbum conmemorativo” de las bodas de plata, y allí no se encuentra a Isolino por ninguna parte. Así, debió llegar, como pronto en 1918. Más. Como él mismo dice en la carta que con fecha 11 de enero de 1926 envía para la Unión fraternal, y que aparece en el número correspondiente a febrero de este año, en noviembre del 25 le habían nombrado “Capellán de las monjas Benedictinas de Cuntis y Coadjutor de la misma parroquia”. Así que o no estuvo en Comillas esos diez años, o los pasó trashumando de seminario en seminario, como afilador, o ando yo muy errado. Pero para mí que el bueno de Isolino puso su “mica salis” al relato para vuestro mayor contento. Lo cual le da mayor ventaja en el reino de los cielos, en donde nunca he dudado que estuviera.
Y ya solo una cosa más. Le envié a Alejandro, con la intención no abiertamente declarada de que de alguna manera te lo hiciera llegar, unas letras junto con un archivo. Alejandro, según parece, disfruta de unos días de asueto y no ha podido cumplir mi deseo callado. Así que aprovecho este espacio para felicitarte por tu cumpleaños. Que a los ochenta y cuatro añadas muchos más de buena vida.
Un saludo cordial,
Ramón Cubillas
Ramón “a pies juntillas”:;:
ResponderEliminara lo que dices de Isolino acabo de contestare como comentario en el lugar que le corresponde es decir, tras tu osada y sesuda intervención del 11 de octubre, fecha por cierto de mi naciminento legal, que como tal no figura en los catálogos que tú dominas, pues soy ilegal por nacimiento...Documéntate al respecto.
José Manuel Ruiz Marcos
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