Francisco Pérez Gutiérrez –su nombre formal- acaba de publicar sus
memorias: “Adiós a las almas”. Y, en sus memorias, en su vida, Comillas fue,
creo yo, la clave del arco.
Conocí a Paco Pérez en 1.967. En el verano del año anterior había
terminado yo el sexto curso de humanidades en Comillas. Los aires de renovación
del Vaticano II soplaban con fuerza en todos los rincones de nuestra vida de
seminaristas y a mí me llegó, a través de esas manos semiocultas que mueven los
hilos, el “consejo” de trasladar mi vocación a la nueva experiencia –renovadora-
que, promovida por el Obispo de Santander, Vicente Puchol, liberaría el
seminario diocesano de los muros de Corbán y lo situaría en las caballerizas de
La Magdalena, a pocos metros de la “playa del bikini”. La playa que nuestra
imaginación pecadora veía llena de suecas tomando el sol en
verano... ( + )
Las páginas de sus recuerdos de la Schola y la música en Comillas >>
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