Homenaje a Natxo: Una jornada inovidable
Para completar el homenaje a Natxo faltaba la guinda: la crónica de su amigo Xabier S. Erauskin:
Una jornada inolvidable
Yo estuve allí. Tuve el honor y la fortuna de representar al Comillas de la diáspora que aún sobrevive, en el “corte de coleta musical” del compañero Nacho Zurbano, Juntos empezamos de críos en la Cardosa en el 46 y juntos salimos el año 60 del invernadero montañés. La vida nos separó y la vida nos ha acercado en estos últimos años. Tras 25 años de dirección de su querida Coral de Tudela “Fernando Remacha”, se despedía con un gran concierto y un entrañable homenaje de los suyos. Allí estaba, sobre todo, el otro “maestro”, Rafa Manero, también del curso y tudelano auténtico.
La Iglesia del Carmen, totalmente abarrotada, volvió a escuchar el “Pueri Hebraeorum” o el “Tenebrae” de Victoria, en que uno evocó las Semanas Santas de Prieto tan lejanas, a sentir los tonos sobrecogedores del “Liberame” de Casimiri y a apreciar los guiños a compañeros, el “No niño novo do vento” de Joaquín Carbajal (que se sumó al homenaje con una carta personal a Nacho ante la imposibilidad del viaje) o “Oñazez” y los “Gozos a Santa Ana”de Rafa Manero. Y hasta se recordó al mismo Prieto, con su “Cetro efímero” .
Dentro del magnífico concierto se intercalaron homenajes y regalos, el mas simbólico, el de la Coral, una batuta con un precioso estuche, que él, que prefería la expresividad de los dedos de sus elegantes manos de artista, conservará como el más simbólico recuerdo de sus 25 años.
Mas tarde, en una cena multitudinaria hubo tiempo, hasta las dos de la mañana, para que se sucedieran las emociones y la alegría de los comensales con los inevitables corillos populares y la entrega de otro recuerdo que se convertirá en entrañable para él; un álbum con fotos y recortes de periódicos de los conciertos de 25 años y algunos videos de conciertos memorables por la geografía.
Así terminó para Mentxu y para mí una jornada inolvidable que había comenzado con el encuentro con Rafa y Nacho en una comida familiar de deslumbrantes productos autóctonos de Tudela, espárragos, alcachofas, pimientos.. y una compañía que prometimos repetir de cuando en vez, mientras las fuerzas nos lo permitan.
Javier S. Erauskin
Una jornada inolvidable
Yo estuve allí. Tuve el honor y la fortuna de representar al Comillas de la diáspora que aún sobrevive, en el “corte de coleta musical” del compañero Nacho Zurbano, Juntos empezamos de críos en la Cardosa en el 46 y juntos salimos el año 60 del invernadero montañés. La vida nos separó y la vida nos ha acercado en estos últimos años. Tras 25 años de dirección de su querida Coral de Tudela “Fernando Remacha”, se despedía con un gran concierto y un entrañable homenaje de los suyos. Allí estaba, sobre todo, el otro “maestro”, Rafa Manero, también del curso y tudelano auténtico.
La Iglesia del Carmen, totalmente abarrotada, volvió a escuchar el “Pueri Hebraeorum” o el “Tenebrae” de Victoria, en que uno evocó las Semanas Santas de Prieto tan lejanas, a sentir los tonos sobrecogedores del “Liberame” de Casimiri y a apreciar los guiños a compañeros, el “No niño novo do vento” de Joaquín Carbajal (que se sumó al homenaje con una carta personal a Nacho ante la imposibilidad del viaje) o “Oñazez” y los “Gozos a Santa Ana”de Rafa Manero. Y hasta se recordó al mismo Prieto, con su “Cetro efímero” .
Dentro del magnífico concierto se intercalaron homenajes y regalos, el mas simbólico, el de la Coral, una batuta con un precioso estuche, que él, que prefería la expresividad de los dedos de sus elegantes manos de artista, conservará como el más simbólico recuerdo de sus 25 años.
Mas tarde, en una cena multitudinaria hubo tiempo, hasta las dos de la mañana, para que se sucedieran las emociones y la alegría de los comensales con los inevitables corillos populares y la entrega de otro recuerdo que se convertirá en entrañable para él; un álbum con fotos y recortes de periódicos de los conciertos de 25 años y algunos videos de conciertos memorables por la geografía.
Así terminó para Mentxu y para mí una jornada inolvidable que había comenzado con el encuentro con Rafa y Nacho en una comida familiar de deslumbrantes productos autóctonos de Tudela, espárragos, alcachofas, pimientos.. y una compañía que prometimos repetir de cuando en vez, mientras las fuerzas nos lo permitan.
Javier S. Erauskin