domingo, 24 de enero de 2010

Elenas y troyanos, desde la muralla

Agustín Rodríguez:
...Y,como las cartas y comentarios, están que arden, quiero tomar posiciones en algunos temas. Sigo, admirado y boquiabierto la evolución (y evoluciones) de los comentarios de los paladines mayores de nuestras (y otras) músicas.Sus visiones de especialistas, de inmersos en el oleaje poderoso de obras y autores, alucinan a los que no podemos presumir de musicólogos, sino únicamente de musicófilos. Y con limitaciones. Yo los sigo como Elena...(+)

2 comentarios:

  1. Amigo Agustín: Me admira mucho que un poeta tan excelso como tú (Erauskin dice que eres el mejor sonetista de su generación) necesite saber tecnicismos como el contrapunto para sentirte músico de corazón. La música la llevamos dentro, es nuestra más honda esencia. Este comentario mío se inserta en el diálogo que hemos iniciado sobre letra y música. Tú, Agustín, eres poeta y por lo tanto músico. La música hace vagar el espíritu por lo infinito. La poesía también incita a ello. Lo dices muy bien en tu libro "Carta a mis esfinges"....

    Déjame que me inscriba en lo distante
    deja que mi alma salte sobre el muro
    sin escala, sin rumbo y sin regreso

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  2. La palabra abracadabrante que ha llevado la inquietud a tu ánimo, querido Agustín,es la de "contrapuntístico". Y no me extraña que ese esdrújulo tan esperpéntico y estrabótico haya alterado tu pulso de poeta, acostumbrado a engastar en el verso joyas verbales. Esas dos frases que ha escrito tu verboso amigo, o sea yo, y que has dejado clavadas en todo lo alto con garbo torero ("Ahí queda eso. Para la posteridad"), suenan fatal. ¿Tienen sentido? A ver si me explico. El "contrapunto" y la "armonía" son dos formas de componer, o si quieres, dos formas de pensar en música. Bartolucci, por ejemplo, usa más el contrapunto y Prieto usa más la armonía (estilo "contrapuntístico" -siniestro palabro versus estilo "armónico") Calma. Dame tiempo. Bartolucci coge una melodía, el "Jesu dulcis memoria" gregoriano, ¿lo recuerdas? y va escribiendo debajo y/o encima otras melodías. Y las concibe y escribe "horizontalmente", incluso imitando esa preciosa línea ondulante que es la melodía gregoriana. Piensa ahora en el "et-oc-ci-de-re" del responsorio "Seniores populi" de Prieto. Ahí no hay líneas melódicas horizontales; a cada sílaba corresponde una torre de sonidos que suenan simultáneamente. Esos sonidos estan concebidos en bloques (armónicos -aunque sean disonantes) no en líneas melódicas. Prieto compone con manchas de color (sonoro) o de sonido (colorista) Bartolucci hace un encaje de bolillos ("tejido contrapuntístico complejo y brillante", que decía el cronista) Perdona este trastocar los sentidos: hablar de música con términos pictóricos o hilaturas trenzadas de filtiré. Recuerda aquellos versos, en los que, a propósito de Debussy, Gerardo Diego organiza una maravillosa borrachera de los sentidos:
    "Sonidos y perfumes, Caludio Aquiles / giran al aire de la noche hermosa./ Tú sabes dónde yerra un son de rosa..." ¡Agustín! ¡TÚ SABES DÓNDE YERRA UN SON DE ROSA! ¿Por qué me preguntas estas cosas tan abstrusas? Rafael

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