Habíamos quedado como clavos a las 9:00 en la cafetería del hotel La Esmeralda y hemos ido llegando a cuenta gotas desde esa hora. Nuevas incorporaciones, ampliación física de mesa: hasta tres mesas hemos juntado, para estar físicamente juntos, como corresponde a personas unidas por la experiencia y el gozo de compartirla.
Yo me acabo de separar un poco, para escribir estas líneas y que éstos que charlan tan animosamente se lleven la sorpresa de que están siendo retratados en la Red en tiempo real. Qué caras, qué gozo, qué anécdotas... Cuánta vida concentrada y cuánta juerga mental reconcentrada. Que siga así (por favor).
Ahí van dos fotos de lo que acontece (son las 11:40 y parece que la cosa llega a su fin)
Estuve en ese desayuno. Me acerqué a las 10 al hotel a despedir a los amigos que, según me dijeron, salían a esa hora de regreso. Entré en el hotel por si había alguno ya con las maletas... y me sorpendió el ambiente de fiesta que había en el comedor. En resumen, la despedida duró más de hora hora y, la verdad, hacia mucho tiempo que no me reía tanto.
ResponderEliminarVaya, que más que una resaca parecía la continuación dela fiesta que habíamos dejado en pausa a las 2 y poco de la madrugada. Eso, querida Pilu, no lo llamo yo resaca. O sí?
Hacía mucho tiempo que no me ocurría nada tan importante.