miércoles, 18 de agosto de 2010

Carta de Angel Toranzo

Buenas noches, Alejandro:
Espero que ya hayas descansado pues, un parto como este, supongo requiere varios días o semanas de recuperación. Sobrecogida quedó mi familia del concierto (que no ensayo) de la Iglesia de S. Cristóbal. Qué felices deben estar allí arriba el padre Otaño,el padre Prieto (y el hermano). Tú no lo viste desde el presbiterio donde cantabas, pero me ha contado un pajarito que teníamos todos una cara de pueri cantores envidiable. Quién ha hecho el milagro, me preguntaron. Y yo, como Lázaro de Tormes cuando ve al negrito de su hemano: ese, el del pelo casi blanco. Pero si lo tenéis todos "casi blanco", los que todavía tenéis... Es verdad. Se llama Alejandro. ¿Magno? No, hombre. Rivas. Lleva varios meses alimentando ilusiones y, estoy seguro, días y noches sin dormir. Que lo diga Cristina...
Yo nunca creí que volvería a cantar. Gracias, amigo de la escola cantorum y mío. Ángel Toranzo.

Nota del editor: Me da un poco de corte publicar comentarios tan elogiosos. Pero bueno, en realidad, su verdadero significado es la generosidad de quien los firma. No lo oculto, he trabajado un montón; he puesto ilusión a toneladas. Sin embargo, nada habría sido posible sin la ilusión que habéis puesto vosotros. ¿Sabéis qué esfuerzo me parece el más valioso? El de los más mayores. Los que andan alrededor de los 80 (Beñardo, Carlos, Goiko, Pepe...) y pese a ello le han echado "un par..." y se han implicado en esta osada aventura. Esos son los imprescindibles!!

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