Caros amigos:
Habéis sido pacientes y por ello seréis recompensados. Ahí os dejo la reseña de la Antología polifónica de Prieto que hizo el padre Samuel Rubio. Junto a ella, la de don José Artero. No sé si a uno movería el amor a Comillas y al otro el usual encono entre las órdenes religiosas, o si será cosa de la edad -22 años más joven el agustino que el rector salmantino-, pero ciertamente son ambas críticas muy distintas. Yo aplaudo la mesura y el tacto de Artero y reniego de las frases duras en exceso del padre Rubio, por más que puedan ser ciertos cuantos errores dice existen en la edición del padre Prieto. ¡Allá se lo haya en el infierno! Aunque si cambió con los años...
Bueno, que nada más, que empiezo a divagar y a desbarrar. Un abrazo,
Ramón Cubillas
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jueves, 27 de octubre de 2011
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Esa fecunda colaboración Ramón-Alejandro, por mas que parezca a veces como la solitaria de "Los cuatro Robinsones", está dando frutos espléndidos que, algunos voyeurs como yo, saludamos no sé si como merece pero desde luego con el ardor de los conversos a la música de los años mozos, recuperada en la hora mas vespertina.
ResponderEliminarBajo el paraguas de nombres tan cercanos como Prieto y Otaño nos ofrecen incluso retazos de pentagramas ignorados en aquellas lejanas épocas que completan ahora su perfil musical.
Gracias a este "dúo dinámico" podemos gozar, por ejemplo, de esa joya (joyita diría el P. Quevedo) del arreglo de Otaño de la melodía montañesa que borda el grandísimo Kraus.. o de la apasionante
y puntual caligrafía puntillosa del gurú del "Tesoro Sacro Musical" que era Samuel Rubio.
Alejandro, Ramón, Arcadio, Rafa.. que no os atrape la crisis y sigais brindándonos frutas maduras de un blog que sigue teniendo mas que nunca razones de ser y de existir.
Xabier S.Erauskin
Gracias, Xabier, por esas palabras de aliento. El blog viene a ser como una conversación de radio-aficionados, (por no echar mano de experiencias más trascendentales como la de la oración mental): si del "otro lado" no hay respuesta, uno entra en la "noche oscura del alma" y todo lo sentido, soñado y anhelado se derrumba. En el blog lo verdaderamente importante no es quién proponga el tema, sino si éste llegará a interesar o no. El caso es que ha habido momentos en los que la respuesta ha alcanzado records de interés y participación ( Marcha de S. Ignacio, correspondencia Prieto-Otaño...) Respecto al "Libro Negro" de Victoria, me daba la impresión de que no prendía la mecha en torno al tema de "interpretación apolínea" versus (como se dice ahora) "interpretación emotiva". El caso es que, al leer la crítica que en el año 1948 hizo Samuel Rubio de la Antología polifónica de Prieto, veo que no alude a los signos de expresión, sino que se centra en errores de transcripción. Aunque las ediciones de obras de Victoria, hechas por el ilustre musicólogo, no llevan indicaciones de expresión, no es él defensor de interpretaciones frías y asépticas, sino sobrias y guiadas por un hondo sentido religioso. Pero de todas formas la cuestión de, digamos, lo"apolíneo" y lo "emotivo", tratándose de las interpretaciones de esta música, no es algo ficticio, sino que responde a actitudes reales de los actuales intérpretes. Juan María Thomas (Palma de Mallorca 1896-, 1966), a quien ya conocemos en este blog por su libro "Falla en la Isla", nos cuenta que (¡ya en su tiempo!) en un Congreso Internacional de Musicología "hablé- dice- con uno de los mejores musicólogos alemanes. Censuraba las interpretaciones polifónicas de los monjes de Montserrat por exceso en el matiz. No se contentaba con la norma única de matizar por planos, de uso corriente en semejante música, sino que, después de sus estudios y experiencias con los aislados cantores medievalistas del Monasterio del Líbano, díjome que había llegado a la inhumana conclusión de proscribir toda suerte de matices. Contrapunto a palo seco". Bueno, pues esta actitud se sigue manteniendo por parte de algunos directores actuales en sus interpretaciones de Victoria: perfección formal a ultranza, sin que en ella palpite el texto que se está cantando, como si su sentido, a veces estremecedor, no pasara de la epidermis de los intérpretes: "contrapunto a palo seco". Bueno, continuaremos mareando la perdiz, si hay ocasión. Rafael.
ResponderEliminar¿Cómo valorar las interpretaciones de Prieto?
ResponderEliminarSin duda, desde el punto de vista de la perfección formal (afinación, empaste, equilibrio de voces, etc.) podrán ponerse algunos reparos a las interpretaciones que han llegado hasta nosotros en los discos grabados en los años 50 y 61. Pero, trabajando por alcanzar un nivel, el más alto posible dadas las circunstancias, a Prieto no le guiaba un frío espíritu de objetividad, sino que buscaba crear en cantores y oyentes una emocionante experiencia espiritual.
Wilhelm Furtwängler, uno de los mayores directores de orquesta del s.XX, en sus "Conversaciones sobre música", habla de que no basta la perfección técnica, el virtuosismo, para conseguir una interpretación verdaderamente superior. De una audición de la "Pasión según San Mateo" de Bach, a la que él asistió como oyente, dice: "la orquesta, lo admito, tocó con precisión y los cantores estuvieron correctos, pero no oímos una sola frase que tomara realmente forma, ni una sola melodía inspirada desde dentro, ni una sola línea polifónica sentida de veras".
Yo creo que lo que verdaderamente nos fascinó en Prieto, como director, fue ese "sentir de veras" la polifonía de Victoria, expresar con el gesto esa "inspiración desde dentro" de la que habla Furtwängler, uno de aquellos músicos, profundamente admirados, a los que Prieto entronizó en aquel friso fotográfico -¡inolvidable! - que adornaba la sala de música.
Discrepo
ResponderEliminarGracias ante todo, Xabier, por los ánimos que envías. No hay crisis, ni se la espera (por el momento). De los que actuamos habitualmente en esta obra el único “impaciente” es tu gran amigo Rafael. Y a él va dirigido el comentario que sigue y que titulo: Discrepo.
Vayamos por partes, Rafael. En primer lugar es deseable que el blog alcance el grado de “conversación”. Pero, en esencia (jeje) el blog es, más bien, una especie de diario personal (bitácora) en el que el autor expresa sus puntos de vista y “puede” recibir comentarios. Digo “puede” porque existe incluso la opción de no admitirlos o de restringir el acceso a personas invitadas. Pero es que, además, lo nuestro, aunque lo llamemos Blog, es propiamente una página web en la que únicamente se podría participar mediante un proceso de registro. Como ya he dicho en alguna ocasión, en un blog no se puede alojar archivos musicales, ni documentos de imagen (partituras en formato .pdf) ni otros muchos contenidos de los que disfrutamos con toda normalidad. Nuestra fórmula es realmente original: además del enlace oculto con un alojamiento privado en internet, nos hemos dotado de un editor (el menda, mayormente) que publica las entradas y documentos de los amigos y amigas que lo deseen. De hecho, y no es justo olvidarlo, en esta última temporada somos 10 las personas que hemos participado activamente en el blog. No hablo de los lectores pasivos que, sin duda, son muchos más.
Vayamos ahora con el asunto Victoria. Yo cuento diez personas las que han (hemos) hecho comentarios aunque, eso sí, de muy diferente nivel: desde el asombro y la felicitación hasta la opinión sobre el asunto interpretativo.
Se echa en falta alguna intervención muy significativa, lo admito. Y me refiero a varios de los músicos activos de nuestra asociación: José Luis Palacios y Joaquín Carvajal entre ellos. Inexplicablemente no han hecho ningún comentario sobre la interpretación de la obra de Victoria. Tema en el que ellos mejor que nadie podrían aportar un punto de vista cualificado. Sin embargo, se trata de una colaboración deseable aunque… hay que respetar su silencio.
Pero es que, seamos realistas Rafael, ¿no te das cuenta de que algunos de nosotros, antes de recibir tus lecciones, no sabíamos absolutamente nada de la obra de Victoria? Hasta hace pocas semanas podría yo haber situado la obra de Victoria en el siglo pasado tranquilamente. Y, cuando de niño lo intepretaba en la Schola, habría aceptado con toda normalidad que el autor tenía su habitación en el “tránsito rojo”. Así de sencillo.
¿No te resulta gratificante saber que gracias a tus escritos unos cuantos de nosotros estamos oyendo hablar, por primera vez, de estos temas?
Que los cantores del Monasterio del Líbano optaran por el “contrapunto a palo seco”, no me extraña nada. Tan seco como su indumentaria, su refrigerio y toda la expresión de sus pasiones (¿les quedará alguna?) Si cayeran en la tentación de la expresividad tal vez, quedara vacío el monasterio.
Que los “sabios” alemanes lo defiendan… tampoco me extraña. Si hasta nuestra forma de hablar les parece excesiva. No será que la cultura “latina” les queda grande, incluso quizá demasiado “caliente”?
Bueno, vaya todo esto medio en broma. El tema interesa, sin duda. Que sólo hayamos entrado al trapo unos pocos (muy dignos, eso sí) cierto. Pero, ahí queda el tema para “qui potest capere..”
No te desanimes Rafael. Quedan en la música miles de secretos que desvelar. Y aunque seamos un “reducido” queremos seguir aprendiendo.
Alejandro
"Allá se lo haya en el infierno"
ResponderEliminarqué forma de despotricar, tan imposible la creíamos en nuestro siempre . erudito y comedido R.Google. Cómo no se ha escandalizado la moral de nuestros socios, que nadie protesta?
Vayamos a lo positivo. Con la formula de potro de la Inquisición, “burla burlando” nos revela el autor en fina ironía, (similar a la de “éramos pooocos...y parió la abuela”) los progresos que ha hecho su fe de niño desde los temblores de Ramoncito en los Santos Ejercicios, cuando la meditación del infierno.
Concluyo con un “ergo”:.Dado que el infierno no existe (él sería "el fracaso de Dios" dijo un teólogo), tu despotricamiento, R.G., se queda en un tierno y nada fatídico futurible.
“Que descanses”, decíamos en la Cardosa tras esta información tan bellamente lograda de lo sumamente positivo que hasta al despotricar revelas.
José Manuel Ruiz Marcos,
Pasmado me has, querido Josema, con la penetración que manifiestas al desvelar el sentido que ocultaban mis desvergonzadas palabras y con la ciencia teológica que prodigas en tu comentario. Tanto tiempo como llevabas callado bien merecía, sin duda, una intervención triunfal con que nos recordaras a todos el cuerpo y medio de ventaja que nos sacas cuando se trata de discurrir sobre todo lo humano y lo divino. Y lo has logrado en unas pocas líneas que han de ser consideradas como un alarde de la lucidez mental, el talento y la elocuencia que te son propios al juntar en ellas Historia, Psicología, Estilística, Lógica, Teología.
ResponderEliminarHaber descubierto mis progresos en la fe desde los años infantiles –«Ramoncito», que me parece oír al padre Teófanes–: ¡qué perspicacia!, ¡qué agudeza!, ¡qué conocimiento del alma humana! A lo que has alcanzado tú en un suspiro no ha arribado mi psicoanalista en cinco años que ha que lo visito y le hago ofrecimiento de mi bolsillo. Y tú, así, en un santiamén ¡y, además, gratis! Gracias.
Y lo otro. ¡Dios mío! –aunque no sé si poner esto, no sea que tampoco exista–, si me parece estar oyendo al mismísimo Aquinate: ¡Cuánta doctrina en un ergo y unas comillas! ¿Quién quería más pruebas? ¿Hay mejor tratado de escatología? Me quito la boina.
En resumen, que, por lo que veo, las siete palabritas en cuestión te darían a ti para unos cuantos buenos sermones, como si hubieras predicado en griego el del Crisóstomo. ¡Pico de oro el tuyo!
Un resentimiento tengo contra ti, mi estimado Josema, y es que, con lo que me has descubierto, me has robado aquella fruición interior que sentía imaginando al agustino ardiendo sin consumirse en las calderas del infierno, atormentadas sus narices por hedores insoportables, atronados sus oídos con sus propios gritos y gemidos, sus ojos aterrorizados ante la visión de horribles monstruos y fieras horripilantes… Pero, bueno, no soy rencoroso y no ha de durarme mucho el encono.
Un fuerte abrazo cordial,
Ramón
P.S. Que se me pasaba. Muchas felicidades, aunque lleguen un poco tarde, y que cumplas muchos más y yo lo vea. Y ahora, a ir gastando día a día y con alegría de los 86.
Hola: soy joaquín. La semana pasada hice un larguísimo comentario que luego no supe hacer aparecer por mi sabida inexperiencia informática. Hoy procuraré ser más breve: Gracias que el 4º centenario de Vitoria nos llega hasta el 31 de Diciempre, así que todavía estoy a tiempo para añadir cuatro cosas a las muy interesantes que habéis dicho todos. Yo estuve allí en el momento del nacimiento de la criatura. Pasamos más de un largo y apetecible recreo de los Jueves mandando por correos los libros de la Antología a Seminarios, directores, críticos, cantores. etc..Me encantaba que Prieto nos llamara para estos menesteres. la edición rústica costaba 25 pts. y "la negra" 50 pts., si la memoria no me falla, pues ahora me parece mucho dinero para aquellos tiempos (primavera del 48). Al cabo de un tiempo Prieto conocío la crítica de Rubio y aceptó con humor y hasta con agradecimiento las detalladas correcciones de las erratas de notas hechas una a una..Ahora he releido, gracias a la valiosísima aportación de Cubillas (como siempre) las críticas tanto de Rubio como de Artero. La primera, que parece teríblemente meticolosa y "quisquillosa" diríamos, no lo es tanto si pensamos que se refiere sólo a errores esporádicos de notas. Sin embargo en el fondo al final de su escrito se percibe una crítica positiva cuando desbarra contra la subvención de dinero publico hecha a ediciones extranjeras rematando con "¡Qué bien se hubiera empleado ese dinero, por ejemplo, en esta Antología del P. Prieto dedicada a Victoria!".
ResponderEliminarArtero dentro del tono muy positivo de sus comentarios se refiere más bien a algunas deficiencias en señalar los periodos de las frases.
Esto ocurre a veces en algunas piezas más que en los responsorios de Officium. Echarle un vistazo, por ejemplo, al Gloria o al Credo de la Misa "O magnum misterium", donde yo al menos no encuentro sentido a algunas rayas verticales y comas indicando respiración o final de período.
Sin embargo a mi la Antología me parece aun hoy sobervia para señalar esa expresión única que Prieto extraía de la música de Victoria. Qué acertado el ejemplo del "O vos omnes" puesto por Rafa justificando esta iniciativa de nuestro homenaje a Victoria, propuesto por Lino en nuestro último encuentro. El "O vos omnes" de Prieto oido por el propio Victoria sería una sorpresa enorme para él, pero yo creo que una sorpresa positiva, porque la versión de Prieto va muy por enciam de lo que el propio Victoria ideó: tres voces blancas y un tenor interpretadas las dos primeras por niños (las mujeres estaban vedadas) la tercera por un contratenor y la cuarta por el tenor. El compás en ritmo binario con el pulso tradicional de 60 poco más o menos, como era habitual. Naturalmente si se interpreta así como hacen los bien distinta al impresionante "O vos omnes" de Prieto, que te conmueve hasta los cimeitos y no te cansas nunca de escuchar, aunque lo hagas más de 20 veces seguidas. Gracias a todos por vuestra colaboración en este homenaje a Victoria que es y seguirá siendo el punto de referencia de nuestra Schola.