Os adjunto un documento sobre la celebración del cincuentenario de Comillas. Trae algo más que esas celebraciones, pero creo que bien merece la pena, aunque sólo sea por algunas referencias a las actuaciones de la Schola dentro y fuera de la Ponti. La crónica no creo que esté de más aunque ya se haya hablado en el blog de aquellas fiestas y hayamos podido conocer preciosos detalles gracias a Josema (No creeo que nadie haya olvidado a Isolino Cachafeiro presentándose en casa: "Padre, que soy yo, Isolino"). Lamento no conocer la fuente, que probablemente sea el Boletín de la Provincia.
Ya te enviaré algún otro documento a propósito de las bodas de plata.
Saludos,
Ramón
Nota: Resuelto el asunto de la fuente. La crónica de las fiestas de las bodas de oro de la Ponti apareció en Noticias de la Provincia de León, n.º 56, octubre 1942.
(Ver álbum en la página "Archivo hisórico" de nuestra web >> )
sábado, 1 de octubre de 2011
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He leído de un tirón el inefable reportaje de los fastos del XXV aniversario. A medida que iba adentrándome en la lectura, he sentido una especie de ahogo vital, como de persona que presiente su muerte por haber sido encerrada a cal y canto en una habitación atestada de rosas fragantes. Tanta bondad, tan elevados sentimientos, tanto esmero en cortar la galana pluma de los merecidos elogios, la verdad, corta un poco el aliento. Sería cruel por mi parte hacer un “florilegio” de perlas cultivadas, “flores y frutos de felicidad espiritual y temporal”, que en ese reportaje “resplandecen". Guardo un hondo recuerdo de personas que me dieron lo mejor de sí mismas y quiero dejar constancia de que este sentimiento mío no tiene nada que ver con esta apoteosis de lo melífluo que reflejan estas palabras: “Siempre que sus labios han querido deshojar la flor de la gratitud en vuestra presencia, lo han impedido, junto con la delicadeza de vuestra humildad, el casto pudor de la modestia sacerdotal, enemiga invencible de serviles lisonjas” Mi gratitud por lo que Comillas me dio no es una flor que yo pueda deshojar. Es gratitud a secas. Ramón, qué cosas nos descubren tus investigaciones: Narciso enamorado de su propia imagen. ¿Quién sería el autor del reportaje que poseyó tan bien cortada pluma? Saludos. Rafael.
ResponderEliminarSe escondió del mundo el historiador y cronista que dio a la estampa el «Álbum conmemorativo», pero dejó algún aviso. En la justificación que precede a la ‘Reseña histórica’ que forma parte del libro escribe: «No obstante, para satisfacer los vivísimos deseos que sus alumnos pasados y presentes tienen de conocer con alguna minuciosidad los orígenes de esta fundación, por todos tan amada, prepárase para fecha no lejana algo que, si no la historia cabal, por lo menos será un avance de ella».
ResponderEliminarCorriendo el tiempo, en el ofrecimiento –fecha en Comillas el 12 de septiembre de 1925– a la Excma. Sra. D.ª María Gayón, Marquesa Viuda de Comillas que, del libro «El Seminario Pontificio de Comillas. Historia de su fundación y primeros años (1881-1925)», Madrid, 1928, hace el autor, se lee:
«Excelentísima señora:
Por natural impulso van estas páginas a manos de V. E.
Fue mi deseo ponerlas a un tiempo en las de aquel excelso varón cuyo nombre y espíritu vibran en casi todas ellas. Recordará V. E. que se empezaron a escribir en 1917, al recurrir el vigesimoquinto aniversario de la fundación de esta gran Obra. Un resumen o esbozo de aquel trabajo, que el Marqués mismo tuvo la amabilidad de completar con importantes documentos, es la reseña histórica puesta al frente del álbum conmemorativo de aquellas fiestas inolvidables».
¿El autor de este libro? El padre Camilo María Abad S. J. Así que aquella tan bien tajada péñola que ponderas, Manero, es la de éste, o mucho me equivoco.
Un saludo,
Ramón Cubillas
Con toda simplicidad, paladinamente, «gratitud a secas» dices, que de ninguna manera es sequedad de ánimo.
ResponderEliminarPues ¿qué? ¿Hace falta más? Santo Tomás en la «Suma teológica», tratando de la ingratitud señala los tres elementos (2,2 qu. 107 a. 2) constitutivos de la gratitud. «El primero –dice– es el reconocimiento del beneficio recibido; el segundo, alabar y dar las gracias; el tercero, por fin, recompensarlo según las propias posibilidades y de acuerdo con las circunstancias más convenientes de tiempo y lugar».
Con esa mera confesión pública sin ningún almíbar, sin ninguna retórica, sin flores que deshojar, nada más que con sinceridad –que donde habla el corazón sobra la hojarasca de la lengua– suficientemente practicas esta virtud; que, con declararte de este modo –en el blog– obligado, reconoces el beneficio, alabas al bienhechor y se lo agradeces, y le das justa recompensa. Algo, todo ello, que aún muchos no hemos hecho.
Un saludo,
Ramón
Así es, Ramón: mi gratitud por todo lo que recibí en Comillas es algo que siempre he manifestado "opportune et importune". Tal vez por eso, los ditirambos del Padre Camilo María Abad me han producido un desasosiego especial. Sí, yo también creo que debió ser él el autor de ese artículo. Lo llegamos a conocer en nuestro tiempo (un Padre muy mayor y que ya no intervenía en justas literarias) y no me atrevería yo a descalificarlo por ese escrito, desde luego. Tal vez fuera fruto de los tiempos ese estilo tan edulcorado, obsequioso y autocomplaciente. Pero en esos términos no se puede expresar lo que fueron para nosotros, para mí en concreto, personas como Prieto, Ignacio Iglesias, Eutimio Martino, nuestro profesor de Poética, poeta él mismo, o los espirituales el Padre Reino y el Padre Nieto. A pesar del espíritu crítico que se despertó en mí bastante tarde y me llevó por otros derroteros, reconozco en ellos algo fuerte, sincero y muy valioso que “vere dignum et iustum est, aequum et salutare” reconocerlo y agradecerlo “ex toto corde”. Rafael
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