miércoles, 22 de febrero de 2012

Desde Victoria a Penderecki o a Ligeti

Ramón Sánchez-Infante
El mismo camino que va de Vivaldi a Mahler o Stravinsky, lleva en paralelo desde Victoria a Penderecki o a Ligeti. Y si sigues un poco más, llegas a Aizpurúa. Es lo que me ha pasado a mí.
A base de escuchar, cantar y disfrutar tanto con la polifonía de Comillas, el cuerpo (¡!) te va pidiendo más; así avanzas por Shubert, Mendelhson... hasta que un día, sin darte cuenta, estás en la polifonía moderna.
 El tirón del cine fue un impulso importante: llegué a Ligeti a través de la música que (sin el permiso del autor) utilizó Kubrick en su película 2001: Lux Aeterna y Atmósferas. ¿Quién es éste Ligeti? me preguntaba yo al salir del cine. Y ¿quién es ése Arvo Part cuya música aparece en más de 50 películas?
Ligeti utiliza las voces para hacer masas sonoras que la partitura mueve como si fueran nubes: amenazan, rompen a llover, brillan, se condensan o se disipan... No hay melodía, pero no la echas en falta, porque las nubes, como el fuego, te hipnotizan precisamente por la indefinición de sus contornos. Lo mismo ocurre con la música coral de Part, de Rutter, de tantos otros... (¿Has oído Las Beatitudes de Part?)
 ¿Y en España, qué? Buscando músicos más cercanos, llegué a Tomás Marco y toda la producción que hizo con la Orquesta y Coro de la Comunidad de Madrid: Transfiguración, Ceremonia Barroca,... ¡Jó, genial!
Y en éstas me andaba yo, cuando aparece en el blog la Cantata de un tal Aizpurúa (lo siento, yo no lo conocía de nada) que además procede de Comillas. Me bajé el primer archivo y pregunté a Alejandro por el resto de la Cantata.
 Y me ha gustado. Por el espíritu y por la forma. La Cantata tiene partes que me resultan duras, pero los coros son justo lo que esperaba encontrar. Las disonancias, como dicen algunos músicos son “consonancias lejanas”. Me gusta también esa contradicción de que la cantata no lo sea, ni sea un poema sinfónico (lo dice el propio autor). Me parece bonita y moderna, por el tratamiento electroacústico, por las antífonas gregorianas que parecen ripeadas, por los pasajes (paisajes) de voces deshilachadas como urdimbres de hilatura, por la atmósfera un poco onírica y astral (en el folleto del disco el propio autor habla de “antífonas astrales”: Oriens splendor y Stella ista en el Canto del Astrólogo)...
 Y lo más divertido es que se llega aquí partiendo de Victoria, Otaño y Prieto.
Tengo pocos conocimientos técnicos; pero en música, como en otras cosas, sigo el criterio de mi madre que siempre decía: “yo no sé hacer buñuelos, pero sé cuándo están buenos”. Con ese criterio, me he animado a opinar desde la más pura subjetividad. En todo caso, estas líneas son sobretodo una forma de dar las gracias a los que habéis traído la Cantata al blog. (Por cierto, un día, en vísperas de semana santa, descubrí que mi madre sí sabía hacer buñuelos y que estaban bien buenos).
 Ramón Sánchez-Infante
Tres Cantos, 22 de Febrero de 2012

para hacerse una idea... (si no has instalado el Spotify, hazlo, merece la pena y es gratuito)
Ligeti: Requiem (Introitus) >>
Penderecki: De natura sonoris >>
Arvo Part: Magnificat >>
Tomás Marco: Concierto del agua >>

5 comentarios:

  1. Gracias, Ramón, infinitas gracias por este tutorial de introducción a la polifonía moderna. Ahora sé que, sin saberlo, estaba necesitando algo así para recuperar los ánimos y volver al trabajo. Vuelvo a saber, con enorme satisfacción, que merece la pena.
    Nada más leerte he iniciado el camino que has marcado con esas brevísimas referencias (miguitas de pan? Bueñuelos, tal vez?) He escuchado a Ligeti, a Penderecki, Part, Marco... y, -jamás había oído hablar de ellos- francamente, he quedado deslumbrado. Creo que, al descubrir este nuevo mundo, se me ha abierto una nueva dimensión en el placer de escuchar música.

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  2. Alfonso Fernández23 de febrero de 2012, 9:15

    Me sumo al agradecimiento de Alejandro. Ramón, me alegro de que te hayas animado a opinar. Sabes sentir y expresar y transmitir maravillosamente lo sentido. Deberías "opinar" con más frecuencia.
    Alfonso

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  3. Yo también me sumo a los agradecimientos por los comentarios de los dos Ramones a la Cantata de Aizpurua. Realmente la música que escriben los compositores no está destinada a los músicos y "sabios de este mundo", ni está hecha para ser analizada técnicamente, sino para ser "escuchada". Su acción sobre el alma sensible del oyente se parece al golpe de la vara de Moisés sobre la roca: hizo que brotaran aguas vivas. Y vuestros comentarios rezuman una fresca sensibilidad y un caudal de vida interior que me admiran. Ante la Cantata de Aizpurua, comparto con vosotros ese no saber cómo se hacen esos maravillosos buñuelos. En alguna ocasión le oimos decir a Prieto que quisiere él componer una música que "se saliera del pentagrama". La música de Aizpurua "se sale literalmente del pentagrama", y vuestros comentarios nos lo han hecho sentir. Gracias a los dos. Rafael

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  4. Viendo las posibilidades que cada día ofrece el blog a través de las ventanas que abrís, no puedo tener más que una sensación de angustia por no poder llegar a todo, espero que el tiempo en un futuro próximo sea más generoso conmigo.
    Al leer sobre las disonancias se me han hecho presente los ensayos de la Cantata de Babilonia, y cuando en nuestra más pura ortodoxia vitoriana lográbamos cuadrar el acorde a nuestra sensibilidad, la desesperación de Prieto era manifiesta dejándose caer desmayado sobre la silla y rompiendo la batuta sobre el atril. Sobre todo aquel día que el grito le desencajó la dentadura y no era capaz de colocarla en su sitio ante el alborozo general del coro. Sólo cuando los oídos nos hacían daño, él celebraba nuestro acierto en la disonancia.

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  5. Tengo grabada esa dramática escena. Como si la estuviera "reviviendo" en este mismo momento. ¡Cómo nos costaba afinar en las disonancias!Y el grito desesperado de Prieto, mezcla de orden, interjección y falsete-en-grito, tirando de los tiples hacia arriba...¿Os dais cuenta de que tenía Prieto, aproximadamente, la edad que tenemos los del 60?
    Una cosa más, para Ramón -esta vez Cubillas- y para Arcadio, gracias de todo corazón por vuestros comentarios en la entrada anterior de Aizpurua. Gracias sobre todo por la intención de echar un cable a mi llamada. Todo cuenta.

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