miércoles, 5 de octubre de 2011

El “cocodrilo” que no llegó a mascota . ¿Era un caimán?

Permitid mi intrusismo en el vedado terreno de la música de nuestro blog pero no me resisto al pretexto que me da Alejandro con el recuerdo de mi amigo Lino a sus símbolos-mascotas del curso del 60 (estatua del marqués, maqueta de la biblioteca y león de trece garras) para evocar el episodio de lo que pudo ser la exótica mascota del nuestro.
En las vitrinas del tránsito de los obispos (así llamado por la brillante exposición en las paredes de las  fotos (¿?) de ilustres comilleses, motivo de acicate para los mas dóciles y aplicados en aquella plebe estudiantil del año 54, curso de Segundo de Filosofía éramos nosotros), el cocodrilo era la joya de la corona. El animal dormía disecado en una de las estanterías y protegido por las cristaleras de posibles intemperancias de algún díscolo o, peor aún, de algún gracioso de mala sombra. Y apareció ese gracioso. La historia fue así ... ( + )
Con un cordial saludo a los del 74 y a los del 60
Xabier S. Erauskin

4 comentarios:

  1. Por alusiones, querido Xabier: ¡qué malos éramos! ¡Y el buen Padre Dominguez, dándonos explicaciones acerca de la enucleación de su ojo con aquellos versos de su invención: "El buen Padre Celestial/ me quiere sensato y cuerdo:/ que todo lo terrenal/ mire con el ojo izquierdo"! Tiene razón Mentxu: le llamábamos cocodrilo, pero era caimán. Los cocodrilos son mucho más feos y mucho más malos ¡dónde vas a parar!. Saludos. Rafa.

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  2. Acabo de ver en el blog a un espectacular coco-caimán, reluciente, brillante.. un chico con zapatos nuevos. No lo reconocía.. Alejandro ha hecho un trabajo de orfebre, paciente amanuense o monje medieval ilustrador. En la foto original de marras, el cocodrilo era una piltrafa grisácea que se confundía a nuestros pies. Ahora luce como si acabara de salir a tomar el sol desde las pantanosas aguas de Florida. Lo tuyo, Alejandro, un milagro digno de figurar entre los mejores de nuestro venerable y recordado Marqués.
    En serio; esos retoques, conversiones, transformaciones.. de sonidos, partituras, vídeos o fotos.. alimentan el corazón y pulmones del blog. Hay mucho trabajo detrás de todo eso.. Bien lo sabe Rafa Manero que comparte con frecuencia tu pedagogía informática. Ambos somos de letras pero él, hombre del Renacimiento (música, esencias greco-latinas de unas Humanidades hechas carne), tiene además una memoria de elefante para recordar “sucedidos”.. estrofas de Virgilio y Horacio.. o del buen Padre Domínguez. ¡Una mina, Rafa!.
    Con un saludo cordial a los dos; Xabier

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  3. Coño Jabier, que me sacas los colores. No me hagas esos elogios en público que la gente va a penar que tenemos algún negocio a medias. Es cierto que el cocodrilo de tu foto era una auténtica "piltrafa grisácea". Y reconozco que la mejora del "caimán" alzanza el grado de matamorfosis. Pero, creeme, es Dn. Photoshop quien lo ha hecho. Y un poco de chiripa.
    Mucho más trabajo ha costado someter a cirugía plástica el Libro "negro" de Victoria que me pasó Rafael (creo que lo había encontrado Natxo en un charco, abandonado). Mañana o pasado lo presentaremos en sociedad. Igual hasta cuento, para los curiosos, los detalles del quirófano.
    Pues eso, Jabier, lo dicho: Dn. Photoshop, un poquillo de suerte y tú, que tienes la valiosa cualidad de fijarte en el lado positivo de las cosas.
    Alejandro

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  4. Xabier, eres estupendo contando historias; tenías que abrir una sección llamada "Anecdotario comillés" e ir desgranando todas esas anécdotas que tanto nos han hecho reir en alguna sobremesa...
    Lo del trabajo de Alejandro y Rafael es de "aurora boreal" y hay que reconocerlo aunque les salgan más colores que al arco iris.
    En cuanto a lo de si es cocodrilo o caimán, yo apuesto dos euros a que es caimán: se ve claramente en la junta de la trócola...

    Lino Uruñuela Nájera

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