jueves, 23 de febrero de 2012

Norberto Almandoz

Arcadio Fernández Herreras
Animado por la entrada en el blog de Javier Erauskin, el 18 de diciembre pasado, sobre Almandoz, he tomado prestado de la Biblioteca de Filosofía un libro de José Luis Ansorena con título, "Norberto Almandoz Mendizábal sacerdote y compositor . El libro narra la vida y obras de Almandoz, con unas ochenta fotos del compositor. Es mi intención digitalizar el libro completo. De momento, adjunto las primeras páginas.
La Biblioteca de Filosofía tiene a disposición de investigadores y usuarios el departamento de Proceso Técnico para localizar libros, artículos, revistas, partituras, grabaciones sonoras, etc. a quienes lo soliciten. Como resultado de mi consulta sobre grabaciones de Almandoz, me remiten a la Biblioteca Nacional, donde están las siguientes grabaciones de Almandoz: Ay, le, la, lo; Canto d´o arriero; Olentzero; Oroimena; Urrundik y Canción Amatoria.
Ya sean grabaciones en discos de pizarra, vinilo, casettes o CDs, las tienen todas digitalizadas, y se pueden escuchar en los reproductores de la Bilblioteca. También, previo presupuesto y abono del mismo, la Biblioteca proporciona grabaciones sonoras.
Todo se puede ver y gestionar desde la web de la B. N.: http://www.bne.es . En la opción de Catálogo se puede buscar, y en la de Servicios + reproducción de documentos se incluyen los precios reproducción de documentos, microfilms, archivos digitales, grabaciones audio, etc.
Si alguno de vosotros necesita alguna gestión personalizada en cualquiera de las dos bibliotecas, me ofrezco a hacer la gestión.
ARCADIO FERNANDEZ
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Ver:
-Primera parte del libro citado >>
-Segunda parte >>
-Tercera parte >>
-Anexo (trabajos literario-musicales) >>
Notas:
 -En los próximos días iremos publicando las piezas musicales que hemos adquirido en la Biblioteca Nacional.  Más adelante publicaremos las obras contenidas en el CD que las muy hábiles gestiones de Arcadio ha conseguido del Ayuntamiento de Astigarraga. Creo que era el último ejemplar del que disponían. ¿No es así Arcadio?
 -En la página PARTITURAS de nuestra web vamos insertando (gracias por tu ayuda, Ramón Cubillas) enlaces a algunas de las obras.

13 comentarios:

  1. Es encomiable la tarea que estáis realizando algunos en beneficio de la Asociación: Arcadio y Ramón Cubillas en investigación, Manero en dirección musical, Ramón Sánchez-Infante abriendo nuevos horizontes, Ligorio, Erauskin, Pepe Prieto, etc. con sus comentarios, y Alejandro con su magnífica y complicada dirección (me gustaría ver a Rajoy o a Zapatero dirigiendo y templando gaitas en este blog,je je). ¡¡Muchas gracias a todos ellos!! Prometo que ahora que voy mejor participaré más...
    Por cierto, completando el comentario de Pepe Prieto, yo también recuerdo el ensayo aquel de la Cantata de Babilonia y cuando Prieto cayó "desmayado" después de romper la batuta dijo, señalándose el pecho y la espalda: "Tengo como una espada que me entra por aquí y me sale por aquí" y el hermano Prieto le miraba, como siempre, por encima de las gafas y yo, gafoso desde los cuatro años, me preguntaba ¿Para qué coño llevará gafas este hombre si mira siempre por encima de ellas?...

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  2. Olimpia García López24 de febrero de 2012, 18:32

    Respecto al post de Arcadio Fernández sobre Norberto Almandoz Como estudiante de último curso de Musicología en el Conservatorio Superior de Música "Manuel Castillo" de Sevilla estoy realizando mi trabajo fin de carrera alrededor de la figura de este compositor. Buscando información relacionada con las grabaciones existentes de sus obras he llegado hasta esta página, que me ha resultado interesante dada la relación que este músico tuvo con el Seminario de Comillas. El trabajo tiene como finalidad intentar llamar la atención de esta figura que tanta importancia tuvo en Sevilla como maestro de capilla, director del Conservatorio, crítico musical del ABC, etc. Ya estuve en la Biblioteca Nacional pero no me dieron la opción de escuchar las grabaciones. Me gustaría saber si, además de las grabaciones que se encuentran en la BNE, conoce la existencia de otras grabaciones. Parte del trabajo consiste en la catalogación exhaustiva de su obra, e incluyo un apartado para especificar si existen o no grabaciones, y me sorprende el pequeño porcentaje de obras de las que he conseguido grabación hasta el momento. Cualquier información que me pudiera proporcionar me sería de gran ayuda. Muchísimas gracias.
    Olimpia

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  3. Xabier S. Erauskin25 de febrero de 2012, 9:12

    Gracias, Arcadio, por facilitarnos vida y milagros musicales de nuestro Almandoz a través de la notable biografía de José Luis Ansorena. Aguardo su continuación impaciente (no tanto como el “Divino idem” del inevitable José María Pemán, ¡aquella representación en la Navidad del 52 por los de sexto de Retórica, con Manero de F. Javier y Zurbano de Ignacio de Loyola como figuras estelares..!). El prólogo de Arana Martija me encanta, además, por la inmediatez y familiaridad de los detalles que sitúan a las personas (músicos), mas allá de la resonancia de sus apellidos. Por cierto en la biografía de Ansorena me llama la atención la naturalidad con la que algunos diarios insertaban la apoyatura de una partitura en medio del texto periodístico.
    Pero volviendo a Almandoz, o Almándoz como dicen los navarros, su perfil musical y humano, que algunos estamos redescubriendo, es un aliciente más para escuchar su obra y meterse en ella. En ese perfil es curioso su despego a componer para órgano. Parece que tal despego no se compadece con su notabilísimo oficio instrumental que le llevaba además a improvisar armonizaciones de melodías en los largos espacios en blanco de los oficios catedralicios de Sevilla aparte de su devoción por Cesar Franz, Bach etc..
    Alejandro, puedes felicitarte de tu trabajo. Debes convenir en que tu labor sigue dando frutos contantes y sonantes aunque solo sea porque el blog sigue siendo punto de referencia cada vez mas imprescindible de la música comillesa. En cuanto a la apertura a recordar vivencias de aquellos tiempos del cuplé comillés por la que abogan curiosamente los más jóvenes Alfonso y Ramón, pienso que sin salirse demasiado de nuestro entorno musical hay terreno amplio para revivir múltiples situaciones desde dentro y no con la frialdad de un programa. Me refiero a los conciertos de Santa Cecilia, los ensayos en la sala de música, las misas corales en la Iglesia, los conciertos fuera de Comillas o las Semanas Santas, las excursiones de la Schola (ya ves, querido Ligorio, que a partir de ahora no reduplico la l.. a la vez que aciertas en tu cartesiana distinción entre la mesura vitoriana y el farolismo bilbaino..). Dicho esto coincido con el mismo Alfonso y con Rumarcos en la no exclusividad de la música en el blog, abriendo una parcela al “recordar es interpretar e interpretando recordamos el pasado y le reintegramos de alguna manera la condición flexible de lo vivo”. . ¡ Chócala, Ligorio!

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  4. Estimada Olimpia, las composiciones sonoras de Almandoz que tenemos, y que podemos proporcionarle, son:
    -URRUNDIK, (Orfeón Vergarés)
    -ITUNA, (Orfeón Verganés))
    -AY,LA,LE,LO, (Orfeón Pamplonés) y
    una copia del CD "OROIMENA", con dieciocho composiciones. El CD es producción de la Diputación Foral de Guipúzcoa y del Ayuntamiento de Astigarraga, su pueblo natal. A ambas entidades me dirigí para adquirir ed CD, siendo el departamento de Cultura de Ayuntamiento quien me envió, sin cargo, el CD "Oroimena". Se ve que están muy orgullosos de su ilustre paisano Almandoz, y dispuestos a promocionar su figura. Es muy posible que éllos le ayuden en cualquiera de sus consultas sobre Almandoz, Olimpia.
    También, puede consultar en el Archivo Vasco de la Música, ERESBIL,-, www.eresbil.com, su catálogo de partituras (tienen diez), docummentos y grabaciones sonoras.
    Por último, le agradeceríamos, nos contase en el Blog algún asunto de interés sobre Almandoz, fruto de su trabajo sobre él.
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    Al igual que Alfonso, JoséMa y Javier, creo que el goce de los recuerdos y el íntimo placer de las confidencias serán accidentes que darán altura a nuestras relaciones en el Blog y en los posibles encuentros que tengamos.
    Arcadio Fernández

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  5. Alfonso Fernández26 de febrero de 2012, 8:54

    En la secuencia del desmayo de Prieto tenemos un ejemplo del tipo de evocación en relieve que podemos obtener rememorando en común -conmemorando-: el recuerdo estereoscópico. Sobre un fondo de disonancias babilónicas, Pepe Prieto abre la escena con el desmayo, el desencajamiento dental y el comprensible alborozo popular. Alejandro se fija en el grito que, a juzgar por su análisis, debió de ser de una complejidad a tono con la genialidad del emisor, y añade profundidad de campo con la mención de la edad. A continuación, el instinto teatral de Lino pone el bocadillo de la espada (aunque no alcanzo a ver cómo Prieto pudo pronunciar sin los piños frase tan patética de forma convincente) y agrega el impagable pormenor de la mirada del hermano Prieto, que no hace falta describirla, pues estoy seguro que todos la estamos viendo. Y aún pueden llegar más detalles, más perspectivas, pues fueron muchos por lo visto los espectadores del suceso.
    Por cierto, Xabier, se conoce que eres amigo de Lino en que usas similares trucos narrativos: a los dos os gusta dejar anzuelos tendidos para que la carpa glotona de nuestra curiosidad se los trague. Ese paréntesis del "Divino impaciente" pregona que en la recámara guardas una historia suculenta sobre aquella función navideña del 52. Esperamos "arrectis auribus", como decía el P. Teófanes haciéndose eco de Virgilio.
    Alfonso

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  6. Xabier S. Erauskin27 de febrero de 2012, 8:17

    Amigo Alfonso; siento defraudarte en tus expectativas sobre nuestro “Divino Impaciente” pemaniano.. Desgraciadamente mis vivencias de Comillas se alimentan, fundamentalmente y desde hace un par de años, de los diarios personales rescatados de una caja olvidada en la casa paterrna más que de mis recuerdos alicortos y brumosos. Soy un desastre memorístico! (lo he sido siempre por lo que por el momento no tendría que achacarlo al Alzheimer, lo que no deja de ser un consuelo). Aquel año de 1952, en Primero de Filosofía, empecé a anotar (casi siempre en clase) las incidencias diarias. Lo hacía en forma telegráfica y en pequeños cuadernillos que mas tarde, en Teología, fueron engrosando en cuadernos respetables y con textos mas elaborados como correspondía a los altos estudios que nos impartían como preclaro fondo de mis escritos nuestros caros profesores (Quevedo, Céspedes, Guti, Páramo, Rodrigo, Salaverri etc.).
    Dicho esto, me resulta difícil explayarme sobre aquel lejano “Divino Impaciente” para complacer a Alfonso. Conste además que no viví por dentro el evento. Entre mi primero de filosofía y los retóricos de sexto había un muro que separaba el Seminario Menor del Mayor (¿era el puente del tinte o éste era el que separaba al Menor del Máximo? Mi memoria me juega malas pasadas. El del “tinte” –por el tinte del fajin azul a negro- tendría que ser el del Máximo porque quien lo traspasaba –decíamos- tenía muchos boletos para acabar en los jesuitas.)
    Total.. que me fío solo de los diarios y reproduzco fielmente su letra pequeña:
    “Jueves 25 de diciembre de 1952…. Después de comer visitamos los hogares de retórica y gramática (Doña Urraca, Carpanta ¿¿). Tras la merienda con Domínguez y Carvajal llevamos unas sillas para ver “El Divino Impaciente” de los de sexto. Muy bien, Manero que hace de S. Francisco Javier y Zurbano de S. Ignacio. No tan bien lo hace Rúa en el papel del “malo”, Alvaro de Ataide. Vestuario abigarrado de mucho colorido que dicen que lo han hecho los “pitones”. Los decorados muy buenos son de Silva (el que mas tarde sería famoso Padre Silva) y Lezama. La acción se hace un poco larga y pesada ¡un tostón!”.
    ¿Qué es eso de Doña Urraca…? Y el detalle de llevarnos las sillas? Donde se representó la obra? Dejo en manos de Rafa Manero que nos aclare los detalles con su excelente memoria.
    Conservo, en cambio, una aislada pero vivísima impresión de una representación de “El Divino Impaciente” en el teatro del pueblo al que nos bajaron a los seminaristas en ocasión excepcional y sin precedentes. No recuerdo ni fecha, ni año… Debió ser antes de la “performance” de Rafa y Nacho. Solo recuerdo la turbación y el impacto que me produjo la breve intervención de unas peripuestas “parisinas” que “tentaban” a Francisco Javier en una pensión antes de caer en las manos de Ignacio de Loyola. Eran chicas de carne y hueso y aunque su actuación fuera fugaz es lo único que recuerdo, como fruta prohibida, de aquella singular velada.
    Ah! Antes de esta representación, cuando todavía era gramático, también tengo conciencia de una confusa obra teatral sobre San Francisco Javier que “interpretaron” los teólogos. Se titulaba “Volcán de amor” y era obra de un escritor navarro, Jenaro Xavier Vallejo con la sobreactuación casi truculenta de otro navarro (teólogo y vocación tardía decían) que se llamaba Soler.
    ¡Satisfecho, querido Alfonso?

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  7. “Olvido de lo creado,
    (memoria del Creador,
    atención a lo interior
    y estarse amando al Amado”)

    Para empezar, ya me había olvidado de si esta cuarteta era de Santa Teresa o de San Juan de la Cruz, “madrecito de la padraza Teresa”, como diría Unamuno. Me ha venido a la memoria sólo por el primer verso, el del “olvido”, porque, abstracción hecha del misticismo de los tres restantes, que no vienen a cuento ahora, expresa ese carácter claudicante de la “memoria” a que hace alusión Xabier en su escrito. La verdad es que yo no recuerdo nada de esa representación “con chicas” en el cine del pueblo. Por lo que deduzco que debió ser antes de mi llegada a Comillas. De lo contrario sería muy improbable que, si ya las esculturas de Llimona del Panteón del Marqués nos “sulibeyaban”, hubiera olvidado una representación del Divino Impaciente con una “Violeta” de carne y hueso. De lo que no me he olvidado en absoluto es de aquella representación seminarística de la obra de Pemán. Cuando pienso en ella, un color se me va y otro se me viene. Aquello debió ser (lo fue sin duda) el colmo del “amaneramiento” (valga la redundancia por el parentesco sonoro entre mi apellido y la palabreja en cuestión). Guardo todavía el papel correspondiente a San Francisco Javier, malamente mecanografiado y lleno de reguladores, subrayados, notas a lápiz sobre los apresuramientos o ritardandos que debían regir la declamación de los versos. Fueron puestos por el P. Penagos que descendía a detalles tales como si una mano debiera salir por aquí y la otra por allá; si los dedos debieran flexionarse escalonadamente, para que las manos adoptaran ese aspecto de huso, de expresiva y elegante elocuencia, que tienen las manos pintadas por el Greco en el Entierro del Conde de Orgaz. Bueno, y ya el colmo: la inefable sustitución de la tentadora Violeta por ¡una escoba! con sombrero y capa burdamente sobrepuestos, con la consiguiente modificación de los versos para no decir aquello de “¿o es que pensabais acaso / que me asustan las mujeres?” ¡Qué cosas! De lo de Doña Urraca tampoco tengo idea. En cuanto a los “puentes”, mi memoria funciona mejor. Al que unía la sacristía de la capilla de San José con el Máximo le llamábamos “el Puente del Tinte”, por aquello de que nuestro fajín era azul y el de los “pitones”, negro. En cambio el puente que unía el edificio del Menor con el de la Universidad se llamaba “el Puente Miranda” (no sé por qué). A los alumnos jesuitas que pasaban del Máximo a las clases de Filosofía y Teología se les llamaba “pitones”, porque dice la Biblia “pitonibus ne quaeratur” (prohibición de preguntar a “pitones y pitonisas”: a los alumnos jesuitas, que se sentaban al fondo de las clases, raramente se les preguntaba, de ahí que se les llamara “pitones”). Saludos. Rafael

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  8. Rafa, la velada del "Divino Impaciente" en el teatro Campos, si tu no estuviste, tuvo que ser en mi primer año 46-47. Pregúntale a Nacho que entró también en aquel primer curso.. Burguete, Goiko, Carlos Muñoz, Socobehere.. se acordarán. Lo de la impresión grabada en mi memoria de la Violeta (¿se llamaba así la "chica"?) tendría además mucho más mérito con once años
    Gracias por refrescarme la memoria con lo del puente Miranda... Lo de “miranda” ¿sería porque desde allí se podía ver una parcela de gentes, coches, visitantes que llegaban del "mundo mundial"? Delicioso el recuerdo de los fantásticos ensayos del P. Penagos, en sus recreaciones de robots de la ciencia declamatoria.
    Aclarado el tema de los "pitones" me quedo con la duda de dónde fue la representación para que nosotros tuviéramos que llevar unas sillas ¡!
    Hasta otro momento en que no desviemos tanto los temas musicales…

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  9. Ramón Sánchez-Infante27 de febrero de 2012, 17:39

    Mira y anda. En los 60, el puente de Miranda seguía llamándose así, al parecer, porque al cruzarlo era difícil no mirar hacia el exterior mientras se andaba

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  10. Del arte declamatoria del padre Mayor ya nos había hablado Josema cuando nos contó, con lujo de detalles y pintoresquismo sabroso, su recitado de aquella «Legión de Comillas» ante el nuncio Cicognani. Pero de Penagos… No conocí esta faceta suya, aunque sí era claro amigo del gesto que acompaña a la palabra: inconfundible cuando separaba los brazos como si fuera a levantar el vuelo y, bajándolos con energía, se golpeaba con fuerza por dos o tres veces los muslos. Tengo para mí ahora que, más que los latines o griegos, debía de ser su pasión la oratoria. Ahí está, si no, la «Oratoria sagrada hoy» que publica en 1964, cuya primera parte, como él mismo confiesa, debe «la mayoría de las ideas» al libro del padre Pedraz «Resortes de la persuasión», como el anterior, de la Bibliotheca Comillensis. Seguro que también tuvo delante el libro del padre Juan Rey «Verbum Dei», de la misma serie, que ya había visto la luz en el 44. Así que me imagino al buen Penagos la noche en vela, estos libros en la mano y repasando el final del «De Oratore» de Cicerón y las «Instituciones» de Quintiliano para el lucimiento de Manero.
    Ramón Cubillas

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  11. Como me imagino que el comentario nr.11 sobre esta entrada sólo lo van a leer los tres o cuatro superinteresados en el tema, puedo hacer una declaración para la Historia, y esto sin peligro apenas de herir mi natural modestia.
    El nombre para ese paso del Menor al Máximo (no viceversa), atravesando sin otra solución la sacristía de la capilla de San José, lo discutimos mucho en Retórica y al fin triunfó mi propuesta de llamarlo “puente del tinte”, y di la razón de que para pasar al Máximo deberíamos teñir de negro el fajín azul. El nombrecito pasó a la Historia, y su autor al olvido.
    El nombre de “pitones” se usó solamente para los pocos teólogos jesuitas que en los años 30 frecuentaron las clases de la Ponti y vivían en el piso segundo del Menor.(aún no había el edificio del Máximo, la humilde pacotilla al lado de los otros dos) El origen del nombre ya lo habéis dado, y bien. Siendo yo filósofo de 1er año (44-45) comenzaron también alumnos jesuitas a asistir a las clases y ello por primera vez con mi curso, en otoño de 1944. A ellos nunca les llamamos “pitones”, porque intervenían ya igual que nosotros en preguntas y respuestas con los profesores.
    José Manuel Ruiz Marcos

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  12. Estimado Arcadio:

    muchísimas gracias por la información proporcionada. Escribiré a estas dos instituciones a ver si me pudieran enviar el cd de Oromeina. Las otras tres que me comentas, ¿me las puedo descargar en alguna sección del blog?

    En Eresbil ya estuve, donde me atendieron estupendamente y pude consultar todas sus obras para realizar el catálogo. También en el Archivo de la Catedral de Sevilla hay obras suyas.

    Por supuesto que cuando tenga más avanzado el trabajo me encantaría escribir sobre algún asunto de interés relacionado con él. Hasta el momento me he centrado en la catalogación de su obra, que ya está casi terminada, pero estoy pendiente de recibir algunas obras que estaban por ahí desperdigadas.. Más adelante me encantará compartir con vosotros las curiosidades de este compositor y así contribuir a que no caiga en el olvido.

    Un saludo

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