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Manero, muchas gracias por tu relato, que he leído y releído. ¿Divertido? Más que divertido: delicioso e inquietante. Me parece encontrar tras esta historia de autorretratos y espejos algo más enigmático: el problema del ser y del conocerse. Un abrazo, Ramón Cubillas
De veras que la historia es desconcertante, y por desconcertado me doy. Adónde hemos ido a parar con el tema inicial: Al desconcierto, A las raíces de mi gran desconcierto, también. Ese juego de mano zurda y mano diestra, de zurda que se da por diestra...amigo Manero, me evoca lo que se jugó en mi juventud comillesa, que abarcó la guerra civil en España y la Guerra mundial. El espejo nos mostró a Franco liberando a España del “comunismo ateo”; de repente alguien cambió el rostro y apareció Hitler colmando el proyecto, liberando del comunismo a Europa entera. Nuestros educadores en Comillas, con muy pocas y egregias discrepancias, se cruzaron en mi vida, nos camuflaron como “Cruzados” a los dos, a Franco y a Hitler. Celebramos con mapas de Europa y Àfrica en el tránsito blanco del Seminario Menor los avances de los frentes en España y, cinco meses después y con el mismo entusiasmo, las victorias de la Wehrmacht en Europa y en Àfrica. Por este truco de los espejos tuve el triste destino, en el Comillas de mi juventud, divino tesoro, de simpatizar con Franco y con Hitler.Y en el ilustre claustro me faltó el pintor con su “obsesión por los espejos” de que nos habla Manero para que mi inmadura e inerme ignorancia captara la trama. José Manuel Ruiz Marcos
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Manero, muchas gracias por tu relato, que he leído y releído. ¿Divertido? Más que divertido: delicioso e inquietante. Me parece encontrar tras esta historia de autorretratos y espejos algo más enigmático: el problema del ser y del conocerse.
ResponderEliminarUn abrazo,
Ramón Cubillas
De veras que la historia es desconcertante, y por desconcertado me doy. Adónde hemos ido a parar con el tema inicial: Al desconcierto, A las raíces de mi gran desconcierto, también.
ResponderEliminarEse juego de mano zurda y mano diestra, de zurda que se da por diestra...amigo Manero, me evoca lo que se jugó en mi juventud comillesa, que abarcó la guerra civil en España y la Guerra mundial.
El espejo nos mostró a Franco liberando a España del “comunismo ateo”; de repente alguien cambió el rostro y apareció Hitler colmando el proyecto, liberando del comunismo a Europa entera. Nuestros educadores en Comillas, con muy pocas y egregias discrepancias, se cruzaron en mi vida, nos camuflaron como “Cruzados” a los dos, a Franco y a Hitler. Celebramos con mapas de Europa y Àfrica en el tránsito blanco del Seminario Menor los avances de los frentes en España y, cinco meses después y con el mismo entusiasmo, las victorias de la Wehrmacht en Europa y en Àfrica. Por este truco de los espejos tuve el triste destino, en el Comillas de mi juventud, divino tesoro, de simpatizar con Franco y con Hitler.Y en el ilustre claustro me faltó el pintor con su “obsesión por los espejos” de que nos habla Manero para que mi inmadura e inerme ignorancia captara la trama.
José Manuel Ruiz Marcos